Cuando instalas un programa o te registras en un sitio, aparece frente a ti un extenso escrito que con una especie de contrato que suscribes con el dueño para poder usar su servicio, incluyendo allí beneficios y obligaciones. A eso se le llama términos de uso.
Pero obviamente, nadie los lee. Para comprobarlo, una empresa realizó un divertido experimento, en donde los usuarios, sin darse cuenta, le cedían el control de sus almas, algo que podía ser reclamado cuando quisieran.
La broma-experimento, vino de parte de la compañía británica Game Station, que, como chiste para el día de los inocentes, incluyó esa extraña clausula dentro de lo que quienes instalan sus productos aceptan al hacerlo, consiguiendo apoderarse de 7500 almas.
El contrato, que obviamente fue leído por muy pocos, decía “Al enviar una orden de compra por la web el primer día del cuarto mes del año 2010, Anno Domini, estás de acuerdo en concedernos la opción no transferible de reclamar, por ahora y para siempre, tu alma inmortal. Si deseamos ejercer esta opción, permitirás rendir tu alma inmortal y cualquier reclamación que puedas tener sobre ella en un plazo de cinco días laborales tras recibir la notificación escrita de Gamestation o uno de sus secuaces debidamente autorizados. Nos reservamos el derecho de hacer esta notificación en flamígeras cartas de seis pies (1,8 metros) de alto, y podemos no aceptar ninguna responsabilidad por la pérdida o daño causados por tal acto. Si tú a) no crees tener alma inmortal, b) habérsela ya dado a otro, o c) no quieres concedernos tal licencia, pinche por favor en el enlace inferior para anular esta cláusula y proceder con la transacción.”
Gracioso, pero nos recuerda la importancia de leer lo que firmamos, tanto en el mundo real como virtual, ya que muchas veces si bien no cedemos nuestra alma, estamos renunciando a derechos de autor o propiedad de dibujos, e incluso los documentos que intercambiamos.
Fuente: Fayerwayer